«Hay que ver los conflictos como una oportunidad para crecer»
Jean Schmitz es uno de los mayores expertos en prácticas restaurativas. Con una maestría en Ciencias políticas y 25 años de experiencia en proyectos sociales, desde hace 15 está especializado en justicia y práctica restaurativa, ámbito en el que trabaja, especialmente con menores en el sistema de justicia penal, comunitario, la escuela y el trabajo.
Schmidt impartió un curso en Zaragoza, invitado por la Fundación para la Atención Integral del Menor, abierto a todas aquellas personas que trabajan con infancia y adolescencia que quisieron adquirir herramientas
¿Cuál es la esencia de la práctica restaurativa?
Es otra forma de ver y hacer justicia, es casi una filosofía; una infracción con la visión restaurativa es un quebramiento de la relación, es un acto que daña a las personas o a la comunidad, mientras que, desde una visión castigadora, es una violación de la ley. El enfoque restaurativo enfoque es más humano, queremos que el ofensor se haga responsable, repare los daños y restablezca la relación, no buscar a un culpable para castigarlo.
Requiere que las dos partes quieran encontrar la reparación por esta vía.
Sí, la diferencia de la práctica restaurativa es que participan todas las partes implicadas en el conflicto, queremos devolver el poder a las personas en conflicto para reparar. Por supuesto que muchas veces tiene que haber participación de jueces y fiscales, pero sí se puede hacer un encuentro entre las partes.
La práctica restaurativa no es sólo enfoque reactivo, sino preventivo, ¿qué podemos a hacer para evitar un conflicto que vemos que se está generando?
Las prácticas son, la comunicación no violenta y aprender a relacionarse con las personas. Si el comportamiento de una persona me afecta, se trata de expresar cómo me siento cuando te esa persona se comporta así en el grupo. Expreso mis sentimientos, así que no lo ataco sino que le hago entender cómo su comportamiento me afecta.
¿Entonces se trata de aprender a ponerse en el lugar del otro?
Claro, estamos hablando también de una relación de empatía. Las preguntas restaurativas, que es una técnica que utilizamos frente a un comportamiento violento, no preguntan el “por qué” sino que para el ofensor, las preguntas son ¿qué pasó? ¿qué estabas pensando en ese momento? ¿qué piensas de las consecuencias de lo que te has hecho? Quién se ha visto afectado por tu actitud? Son preguntas que ayudan a reflexionar.
También se trabaja con la práctica restaurativa para prevenir la reincidencia en el ámbito de la justicia.
Está demostrado que, con quienes pasan por una vivencia de práctica restaurativa, hay una gran reducción de la reincidencia porque se da ese aprendizaje. Hay que ver los conflictos como una oportunidad de crecer.
¿Y cómo se trabaja en contextos no penales?
En todo ámbito, en casa, en la comunidad, en la escuela…es donde queremos que los chicos aprendan a vivir, pero no con una convivencia impuesta sino crear espacios donde tengamos la oportunidad de escuchar. La metodología de los círculos puede servir para evaluar actividades, para prevenir problemas o resolverlos.
¿Cómo aplicamos prácticas restaurativas a los casos de en las aulas?
Siempre pensamos en problemas y conflicto, pero nosotros pensamos también en crear comunidad, a conocernos, en saber conectar y crear vínculos. Cuando las personas se sienten bien hay menos conflictos. Siempre habrá problemas, pero hay que abordarlos cuando antes haciendo una reflexión sobre lo que nos ha afectado en ese problema. Imagina un aula en la que vemos cómo, desde hace dos o tres semanas, hay pequeñas cosas que desaparecen, un estuche, un cuaderno… Como profesor puedo decir al alumnado que hay algo que no funciona en el grupo y que eso no me hace sentir bien, así que vamos a hablar de eso. Mi objetivo no es encontrar al culpable sino ver cómo afecta al colectivo y a cada uno, y lo que podríamos hacer. Si alguno de los chicos ha sido la persona que ha provocado el daño, va escuchando y se preguntará ¿qué puedo hacer? Puede devolver las cosas o no, puede no volverlo hacer, o seguir haciéndolo, pero se aprende. No es buscar el culpable sino trabajo de grupo para reflexionar.