El Piso de Emancipación de FAIM, un recurso para jóvenes en el camino hacia su vida adulta

La Fundación para la Atención Integral del Menor cuenta con un recurso propio para favorecer la autonomía personal e integración laboral de chicos y chicas mayores de edad, el Piso de Emancipación. Este es un recurso residencial al que pueden acceder personas que, con la mayoría de edad, se encuentran en situación de desprotección, sin red familiar ni recursos para vivir. Normalmente, los usuarios son chicos y chicas que han cumplido una medida judicial o se encuentran en riesgo de exclusión y a quienes se deriva desde el Centro de Educación e Internamiento por Medida Judicial (CEMIJ) o desde el equipo de medio abierto de la Fiscalía de Menores. En cualquier caso el centro está abierto a chicos y chicas derivados de otros recursos y organizaciones.

El piso de emancipación cuenta con 4 plazas y desde el año 2008, cuando FAIM lo puso en marcha, han residido 36 chicos y chicas.

Para el acceso a este recurso se sigue un protocolo de derivación en el que se valora la voluntad de quien va a residir, así como sus aptitudes y necesidades. Además, se tiene en cuenta el criterio de los educadores con los que haya mantenido relación en recursos anteriores. Con esta información se estudia cómo se puede trabajar en cada caso. Como nos explica el coordinador del centro, Jordi Cecilia, la estancia en el piso persigue varios objetivos: “Por una parte, normalizar su vida cotidiana, que puedan vivir, gestionar el tiempo y compaginar la educación y su tiempo libre”. Además se trabajan las habilidades sociales y la convivencia; “la mayoría necesita este aprendizaje que implica la realización de tareas cotidianas, les concienciamos de que tienen que cumplir unas obligaciones como la limpieza o la rutina de horarios y les enseñamos a gestionar los recursos económicos, en definitiva se trata de que lleguen a tener una vida emancipada”.

Desde el piso de emancipación también se trabaja en la inserción laboral con orientación, supervisión y apoyo; según los deseos y capacidades de cada uno se buscan los centros sociolaborales o institutos más adecuados para estudiar o aprender un oficio. En otro caso, se les apoya en la búsqueda de empleo y la tramitación de contratos de trabajo.

Además, si lo requieren y vienen de un recurso terapéutico, continúan con un tratamiento y el acompañamiento del equipo de psicólogos del Espacio Ariadna.

“Tenemos que tener en cuenta que son chicos autónomos que, con 18 años, la mayoría de veces lo que quieren es hacer planes en su tiempo libre, y aunque también nos piden recursos deportivos como el gimnasio o el fútbol, dentro de las normas y cauces del piso de emancipación, lo que quieren es ir a lo suyo, hacer su propia vida”, explica Jordi.

La valoración del trabajo que hace el coordinador es positiva, “hay una media de resultados buenos –explica- porque la mayoría de los chicos salen con los objetivos cumplidos, se les ha facilitado una formación y medios o consiguen trabajo, y esto es un éxito, aunque también hay quienes no se adaptan o no quieren aceptar las normas”. Cada uno de los chicos y chicas tiene expectativas diferentes pero, en general, sus objetivos son los de cualquier persona de su edad, “lo que cambia es la forma de conseguir estos objetivos”.