El estrés y el cansancio, los mayores problemas de las familias durante el confinamiento
Desde la Fundación para la Atención Integral del Menor llevamos a cabo un estudio para saber cómo había afectado el confinamiento a las relaciones, estado físico y mental de las familias usuarias del Espacio Ariadna.
De las 98 familias encuestadas por FAIM, el 39 por ciento considera que la convivencia fue fácil durante el confinamiento mientras que para el 23,5 por ciento fue muy compleja. De hecho, se han observado cambios intensos en el comportamiento de los niños y niñas por su mayor inquietud, nerviosismo, irritabilidad y agresividad. El 50 por ciento de las familias han manifestado que los niños tenían problemas para dormir y que han preguntado con elevada frecuencia sobre la muerte.
En cuanto a la situación personal de padres y madres, el 56 por ciento tuvo durante el confinamiento una alta sensación de estrés, problemas de insomnio en el 63 por ciento de los casos y un mayor cansancio en el 73 por ciento de las familias encuestadas. La irritabilidad y los problemas de concentración han afectado a un 66 y un 60 por ciento, respectivamente. La sensación de soledad durante el confinamiento ha afectado al 43 por ciento de las personas encuestadas.
Desde Faim entendemos que nuestras familias usuarias presentaban problemáticas en la convivencia previas al confinamiento. Los datos de este estudio suponen que los aspectos emocionales negativos se han vivido con mayor intensidad.
La ruptura de la cotidianeidad y la incertidumbre social, económica y laboral conlleva unos cambios que pueden haberse afrontado de una forma no saludable. En el estudio se demuestra como la gestión del estrés por parte de los progenitores tiene una influencia directa en el estado de los menores. En concreto, se da una asociación entre los aspectos psicológicos como insomnio, ansiedad, irritabilidad y problemas de concentración, más que en las consecuencias físicas del confinamiento (dolor de cabeza o problemas gastrointestinales).
Sin embargo, no todo han sido datos negativos; la convivencia entre los miembros de la familia ha sido mayor, el 60 por ciento manifiestan haber compartido bastantes momentos de conversación y el 44 ha compartido bastantes momentos de juego. Además, la mayor parte de las familias encuestadas consideran que sus hijos e hijas han mostrado una madurez mayor de la esperada. También es cierto que conforme avanzaban las semanas durante el confinamiento, las relaciones se iban complicando.
En cuanto a los recursos disponibles en el ámbito educativo, en general ha sido positiva ya que la mayor parte (el 60 por ciento) considera muy buena la comunicación con el centro educativo y el 42 por ciento se siente agradecidos por la educación recibida durante este tiempo. Además, el 55% ha podido ayudar mucho a sus hijos e hijas con las tareas y estudios durante el periodo de confinamiento.
Ante esta problemática, las familias han pedido ayuda externa: el 30 por ciento han acudido de manera excepcional al programa Espacio Ariadna de Faim, el 18% de los encuestados han requerido utilizar recursos de salud, el 8% de servicios sociales, el 3% han precisado recursos de instituciones religiosas, el 5% de redes de apoyo y el 2% de los cuerpos de seguridad del estado.
Por otra parte, desde FAIM consideran positiva la mayor convivencia dentro de las familias. Sin quitar importancia a las consecuencias de un confinamiento durante 2 meses, lo cierto es que en el bienestar de los niños y niñas influye mucho el tiempo que pasan en familia y uno de los factores que genera las problemáticas en la convivencia, es la ausencia de los progenitores en el día a día de los menores.
Este cuestionario se ha distribuido en una muestra de 98 personas, entre ellas 83 mujeres y 15 hombres, la media de edad que se encuentra es de 45 años y el rango parte desde 17 a 59 años. Los usuarios se encuentran repartidos entre la provincia de Zaragoza y Teruel, ubicándose la mayoría (83,3%) en Zaragoza. Entre las nacionalidades de los encuestados se encuentran la española, argelina, ecuatoriana, peruana, rumana y venezolana.
El estudio se realizó por la Fundación para la Atención Integral del Menor con la colaboración de Natalia Arcajo.
Dejar un comentario