Estudio, cocina y piscina, el verano en Faim Open Space
La cocina del centro Joaquín Roncal bulle los martes de verano. Un grupo de chicos y chicas comparten aquí su tiempo e inquietudes con la cocina como excusa.
Estos talleres son una de las actividades semanales que desde Faim Open Space se organizan para adaptar su actividad al verano y atender las necesidades de ocio y estudio de sus usuarios, sobre todo adolescentes que viven sus relaciones familiares y personales con algún tipo de dificultad.
25 chicos y chicas participan los lunes, jueves y viernes en repaso educativo y los martes en los talleres de cocina. Los miércoles van a la piscina. Estas actividades por días se establecen para que los chavales asuman la rutina y acudan cuando puedan o les interese la actividad. En cualquier caso, no se pierde la esencia de Faim Open Space, un proyecto en el que los chicos y chicas encuentran talleres de su interés, y donde pueden proponer actividades que respondan a sus inquietudes. El resultado es un espacio de convivencia en el que aprenden unos de otros se enseñan y se apoyan.
Ainhoa, una de las usuarias que hoy ha enseñado a sus compañeros a hacer paella cree que lo mejor que hay aquí es “el compañerismo, poder hacer actividades en grupo y el apoyo mutuo”. Para Natalia, otra de las usuarias, el poder ayudar a otras personas, es fundamental, y es lo que trata de hacer cuando acude al Open Space de Miralbueno.
Este programa de actividades de verano se puso en marcha por dos motivos. Uno de ellos es que gran parte de los usuarios del FAIM Open Space son adolescentes con algún tipo de dificultad en sus relaciones. Durante las mañanas de verano no hay actividades para personas de su edad y se quedan en casa salgo que tengan programadas actividades, como las de FAIM, que les sirvan de incentivo para levantarse y hacer algo entretenido y relacionarse con otros chavales.
Por otro lado, en las mañanas de apoyo educativo, se ha creado un espacio de estudio en el que no se enseña pero en el que los chicos y chicas pueden concentrarse lejos de los conflictos familiares del día a día y pueden compartir inquietudes y dudas con los demás compañeros. «El programa es de apoyo porque podemos ayudarles si se atascan en alguna materia o en la organización del estudio y la planificación», explica el responsable de programas de FAIM, Falo García.
«Esto no es una academia, es un espacio para estar cómodos y bien, con personas -voluntarias y profesionales- que los cuidan, sin exigencia pero con acompañamiento».
En definitiva, los chicos y chicas que participan de las actividades de verano de FAIM Open Space, son usuarios de alguno de los recursos que FAIM desarrolla para atender las dificultades que pueden tener en el ámbito familiar o de relación con otras personas.
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